First Reports from all the international delegates’ and other Observers on the Process – Oury Jalloh Trial in Dessau.
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First Reports from all the international delegates’ and other Observers on the Process – Oury Jalloh Trial in Dessau.
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Spanish,French&Deutsch: 1^. Oury Jalloh Process - Rapport de Rosa Amelia Plumelle
Oury Jalloh Process - Rapport de Rosa Amelia Plumelle-Uribe, Membro de la Delegación Internacional invitada para ir al Palacio de Justicia de Dessau con el fin de observar el transcurso del proceso por la muerte de Oury Jalloh
Oury Jalloh era un Africano originario de Sierra Leona y refugiado en Alemania donde había presentado una solicitud de asilo. El 07 de enero del 2005, en horas de la mañana, él fue detenido por la policía en le ciudad de Dessau porque supuestamente había fastidiado a dos mujeres.
El fue embarcado en un vehículo de la policía y conducido a la comisaría de Dessau donde fue encerrado en una celda situada en el sub-suelo. Allí, encadenado por las manos y los pies, fue extendido sobre un colchón colocado en el suelo y atado a unos ganchos fijados en el muro y en el suelo. Algunas horas más tarde, hacia el medio día, un incendio devastó la celda N° 5 en la cual Oury Jalloh se encontraba encadenado. El murió, encadenado, sin que los policías pudiesen intervenir.
Las autoridades, particularmente el procurador, avanzaron rápidamente y en seguida sostuvieron la tesis de un suicidio. Según esa hipótesis, Oury Jalloh, encadenado por los pies y las manos a los ganchos fijados en el muro y en el suelo, habría tenido de todos modos la posibilidad de utilizar un encendedor para provocar el incendio. Sin embargo, algunos refugiados, entre ellos Mouctar Bah, convencidos de que se trataba de un crimen, se movilizaron para evitar que la encuesta no fuese archivada por « falta de mérito » como suele ocurrir en los casos en que la victima es un inmigrado o una persona más o menos marginalizada. Ellos exigieron que antes de concluir validando definitivamente la tesis del suicidio, se busque la verdad y se haga una investigación para conocer las circunstancias que condujeron a la muerte de Oury Jalloh.
Pese a la reticencia de la policía lo mismo que de las autoridades judiciarias, la instrucción del sumario avanzó gracias a la presión de « La Asociación por la memoria de Oury Jalloh ». Esa Asociación lanzó una campaña por la clarificación de lo que ahora se conoce como el caso Oury Jalloh. Es asi como al cabo de dos años de movilización y de mediatización del caso, dos policías han sido objeto de una inculpación y el proceso fue programado para los días 27, 28, 29, 30 de marzo 2007 y los días 19 y 20 de abril del mismo año.
La campaña por la clarificación de la muerte de Oury Jalloh invitó a una Delegación internacional para que fuese al palacio de Justicia de Dessau con el fin de presenciar y seguir, en calidad de observadora, el desarrollo de los dabates y haga conocer sus propias impresiones. Dicha Delegación, asesorada por el Señor Kay Wendel, estaba formada por los Señores Silas Nkanunu, Rolf Gössner, Wolf-Dieter Narr, Elliot Perkins y por las Señoras Regina Kiwanuka, Silvia Luwadio-Ngeyisadila y Rosa Amelia Plumelle-Uribe.
El Proceso
El martes 27 de marzo, a las nueve de la mañana como estaba previsto, fue declarada abierta la primera audiencia del proceso por la muerte de Oury Jalloh.
En el banquillo de los acusados, el Señor März, uno de los policías que había requisado a Oury Jalloh. A él se le acusa de homicidio por negligencia por no haber confiscado a la victima el encendedor del cual, según la hipótesis del ministerio publico, Jalloh encadenado por los pies y las manos, se habría servido para ponerle fuego al colchón.
El otro acusado, el Señor Schubert, responsable del servicio en la comisaría en el momento de los hechos, es procesado por lesiones corporales que causaron la muerte. El ministerio público reprocha al Señor Schubert de haber causado lesiones corporales que causaron la muerte. Le atribuye la responsabilidad de la muerte de Oury Jalloh por haber ignorado, e incluso haber desconectado, la señal de alarma desatada por el incendio.
Después de la lectura de una declaración hecha por el procurador, la parte civil solicitó autorización para leer una corta declaración. El juez expresó su desacuerdo afirmando que para él, se trataba de un proceso como cualquier otro. Pero la parte civil insistió, explicando que el interés público de ese proceso era diferente.
Finalmente, la parte civil obtuvo satisfacción sobre ese punto y fue autorizada a leer dicha declaración. Acto seguido, el abogado defensor del Señor März de una declaración escrita por su cliente. Un aspecto particularmente interesante fue introducido por la parte civil cuando ésta mencionó el caso de una persona que murió también en esa misma comisaría de Dessau y en la misma celda N° 5 en donde Oury Jalloh murió calcinado por el fuego. Se trata del Señor Bichtermann, detenido por la policía en noviembre del 2002, conducido a la comisaría y encerrado en la celda N° 5 en la cual falleció sin que los policías encargados de vigilar y controlar su estado no hubiesen notado nada.
El juez no quería que este caso fuese evocado porque él no veía el interés de retomar una encuesta que había sido archivada por « falta de mérito ». Pero la parte civil recordó que en efecto, dicha encuesta había sido archivada muy rápidamente sin que se hubiese aclarado cual fue el comportamiento de los policías para con esa persona que, en el año 2002 murió en esa celda cuando el Señor Schubert ya era el responsable del servicio en la comisaría.
La parte civil logró hacer valer la utilidad de conocer cual fue en la epoca, el comportamiento del policía responsable, con el fin de hacer una evaluación correcta de su comportamiento en el caso que nos ocupa.
El juez terminó admitiendo que el caso de éste hombre muerto en el año 2002 en la celda N° 5 pueda ser considerado en el proceso pero con la condición de no abordar la validez de la encuesta ni de la decisión de archivarla… La evocación de ese caso debía limitarse, estrictamente, a conocer el comportamiento que habría tenido el responsable del servicio. En cuanto al acusado Señor März, él no quiso responder a las preguntas que le formuló la parte civil y era su derecho.
El Señor Schubert
El acusado Señor Schubert leyó una declaración detallando cada uno de los hechos relativos a la alarma de incendio. De manera esencial, él afirmó haber interrumpido la alarma porque en varias ocasiones, en el pasado, esa alarma había sonado sin que por lo tanto hubiese el fuego.
Interrogado por el juez que quería saber lo que él había hecho entre la primera y la segunda vez que oyó la alarma, el acusado dijo que después de haber interrumpido la alarma, él empezó a reflexionar respecto al alcantarillado, al agua, a la tubería…
Interrogado por un abogado de la parte civil, el acusado dijo que fue para proteger la seguridad de Oury Jalloh, justo para que no se hiciese mal que lo habían encadenado por las manos y los pies atado a los ganchos fijados en el muro y en el suelo.
Como el acusado era responsable del servicio, el abogado de la parte civil le preguntó cuales son los conocimientos precisos que se deben poseer para acceder a ese puesto. Acto seguido, él quiso saber si el Señor Schubert era un buen policía como esos que conocen bien las instrucciones que deben seguir para hacer su trabajo. El policía no quería responder a esa pregunta y el juez intervino para decir que la pregunta no era pertinente. La parte civil argumentó que muy al contrario, la pregunta era pertinente y volvió a formular de nuevo la misma pregunta. Pero el juez mantuvo su oposición y ésta tuvo que renunciar…
Un abogado de la parte civil preguntó al acusado cómo podía él explicar que su colega, quien compartía con él la misma oficina, haya oído, por el citófono, los gritos de Oury Jalloh mientras que él sostiene no haberlos oído. Para esa pregunta no hubo una respuesta o explicación lo cual es lamentable ya que se trata de un aspecto particolarmente importante. En cambio, él explicó que el encadenamiento de los pies y las manos tiene lugar cuando la persona es agresiva y puede hacerse mal.
Un abogado de la parte civil retomó la grabación de una conversación que tuvo lugar entre el acusado y el médico del servicio de salud que funciona en la comisaría. El policía pregunta al médico : « Quiere usted picar a un Negro ? » El médico respondió : « Ay carajo ! Yo nunca le encuentro las venas a esos Negros. » El policía agregó : « Entonces traiga una canula especial. » Y el médico de responder : « De acuerdo, ya llego ». A la lectura de esa conversación, una persona entre los Negros que se encontraban en la sala lanzó un grito desgarrador gritando que eso es el racismo. Ese hombre fue evacuado de la sala mientras que él denunciaba el comportamiento racista de la parte del policía. El abogado preguntó entonces al acusado que si eso que había dicho la persona que fue evacuada de la sala era verdad, pero el acusado dijo que no deseaba responder. Interrogado por la parte civil para saber si ya hubo algún homicidio en su servicio, el juez intervino para decir que en la epoca el acusado no había incurrido en ninguna falta.
Retomando el tema de la alarma de incendio que el acusado había neutralizado porque el ruido le interrumpía una conversación que él sostenía por teléfono, su abogado defensor intervino para precisar que de todos modos, no era muy claro si se trataba de fuego ; a lo cual la parte civil respondió para recordar que se trataba de una alarma de incendio y quiso conocer lo que se aconseja hacer en esos casos según los manuales de instrucción. El juez que, decididamente, se mostraba muy comprensivo… para con los policías, intervino para explicar que si uno se pone a seguir todas las instrucciones respecto al fuego, sería algo para nunca terminar.
El Señor Mamadou Bah
El primer día del proceso, en horas de la tarde, fue interrogado un testigo originario del país de Oury Jalloh. Ese testigo Señor Mamadou Bah fue interrogado en la lengua de su país con la ayuda de un traductor. El juez quería saber si Oury Jalloh había ido a la escuela en su país antes de irse para el extranjero, pero el Señor Bah no lo sabía ya que él se había conocido con Oury en Alemania y por lo tanto, no sabía lo que éste había hecho en su país antes de irse. El juez quería absolutamente que el testigo conociera todo sobre el pasado de Oury Jalloh y como el testigo, aparentemente, no concocía gran cosa al respecto, el juez le preguntó si eso no le parecía un poco raro.
Acto seguido, él quería hacer decir al testigo que, Oury Jalloh se exasperaba en cuanto tomaba bebidas alcoholicas, pero el testigo dijo que más bien ocurría lo contrario, porque después de haber tomado Jalloh dormía mucho. Sin embargo, el juez creía saber que Oury Jalloh se volvía fácilmente violento y como el testigo ignoraba ese lado violento, el juez insistió en que según el protocolo de un interrogatorio anterior, el Señor Bah habría afirmado que Jalloh se volvía violento. Pero el testigo dijo no saber por qué le habían atribuido esa afirmación que él no había hecho. El abogado que lo acompañaba quiso saber donde y en qué idioma había sido interrogado el testigo. En realidad, el Señor Bah había sido interrogado por la policía, en alemán y sin nadie que pudiese asesorarlo.
Aparentemente, era necesario que Oury Jalloh fuese una persona muy agitada, exasperandose rápidamente y con una propensión a ponerse violento para explicar asi la necesidad de haberlo detenido, encacadenado por los pies y las manos.
El juez quería saber también si Oury Jalloh era un hombre afortunado y satisfecho de la vida… o si era más bien depresivo, frustrado e infelíz.
El Señor Bah respondió diciendo que Oury Jalloh no le había hablado nunca al respecto y el juez le formuló varias preguntas exigiendole al testigo que explicara las razones por las cuales Jalloh consumía bebidas alcohólicas y si era para escapar a la nostalgia de su país.
Como el testigo dijo que él no sabía, el juez le exigió que respondiera a la pregunta. El abogado intervino pero el juez quería absolutamente que el testigo supiera y explicara por qué bebía Jalloh. Finalmente, el testigo hizo valer su ignorancia al respecto señalando que él personalmente nunca tomaba bebidas alcohólicas y no sabía por qué otros lo hacen. Interrogado para saber si Oury Jalloh había tenido dificultades con la policía, el testigo respondió que todos ellos tienen dificultades porque desde que un policía los ve, inmediatamente los quiere controlar.
Ese interrogatorio provocó en la sala un cierto malestar, una especie de embarazo por la manera poco cortés y en cierto modo intimidatoria, para dirigirse al testigo Mamadou Bah. Cada uno debió preguntarse o imaginar lo que puede ser la situación de un inmigrado en una comisaría de la policía, hablando en un alemán aproximativo, sin una persona para asesorarlo y además, interrogado por uno o dos policías seguramente mucho menos formados que el Señor juez en materia de Derechos Humanos.
Visiblemente, era necesario que Oury Jalloh fuese infortunado y depresivo para explicar su decisión de suicidarse prendiendole fuego al colchón mientras que él estaba encadenado.
Señoras Karin R + Angelika B
El testimonio de las señoras que dieron origen a la arrestación de Oury Jalloh por el motivo de haberlas importunado, no me parece haber aportado muchas luces salvo el hecho de enterarnos que en realidad, no ocurrió gran cosa entre ellas y él.
Una de las dos mujeres que había llamado a la policía porque él la importunaba, afirmó que Oury no olía a alcohol y que él estaba más bien drogado. Ella agregó que Oury Jalloh quería un teléfono portable, pero que ya él tenía uno. Su colega dijo que ella no había comprendido en qué idioma hablaba Oury Jalloh, pero a pesar de todo, ella había comprendido que él quería el teléfono portable…
Un breve intercambio de palabras tuvo lugar entre el juez y uno de los abogados de la parte civil que señaló el problema creado por el testimonio de esa señora que cambiaba cada vez sus afirmaciones. Por ejemplo, según el protocolo de un interrogatorio anterior, ella había dicho que Oury Jalloh no había fumado, pero en el proceso ella dijo que
pensaba que si, que ella creía que él había fumado. Igualmente, según el protocolo anterior, ella había dicho que Oury Jalloh no sangraba, pero en el proceso ella dijo que en realidad si sangraba. Cuando el abogado le señaló la contradicción de su afirmación con lo que antes había dicho al respecto, ella dijo que en efecto, él no sangraba.
A decir verdad, había la sensación de que era absolutamente necesario que Oury Jalloh hubiese fumado justo antes de su arrestación para explicar la existencia del encendedor que, según el ministerio público, él habría conservado pese a la requisa de la cual había sido objeto.
Otros testimonios
El testimonio del Señor Bernd Meyer es por lo menos curioso.
Ese policía había llevado a cabo un control en el servicio en el cual se encontraba detenido Oury Jalloh. El había estado en la celda N° 5 y en un primer interrogatorio había dicho que vió un charco de agua en la celda. En el proceso él aseguró que no había visto nada y dijo que no comprendía por qué había hablado de un charco de agua en el interrogatorio anterior. El explicó que Oury Jalloh quería que le retirasen las cadenas y que se lo había solicitado, pero que le había respondido que no. Que él dejó a Oury Jalloh encadenado en la celda y fue a ver al jefe del servicio para devolver la llave de la celda. El dijo haber colocado la llave en su lugar, en una bolsita plastica, pero él no sabe donde se encuentra la bolsita plastica para meter la llave!!!
Explicó que después que llamaron al cuerpo de bomberos, ellos esperaron en el patio de la comisaría, pero no recuerda si alguno de ellos habló con los bomberos cuando estos llegaron. Tampoco recuerda de qué habló con sus colegas mientras esperaban la llegada de los bomberos.
La abogada de la parte civil le preguntó si él había pensado en el hombre que estaba atado en la celda, pero el juez intervino para oponerse a la abogada porque él no quería que ella preguntara al policía si él no había pensado que ese hombre, encadenado en la celda, tal vez estaba vivo todavía. Un vivo intercambio tuvo lugar entre el juez que no veía la razón o la pertinencia de esa pregunta que él consideraba de orden moral, y la abogada que le pidió el favor de no discutir las preguntas que ella formulaba al testigo.
Un cúmulo de contradicciones
El testimonio del Señor Jurgen Semler, presenta algunos aspectos por lo menos inquietantes en lo que se refiere a la humanidad, o a la falta de humanidad tratandose de funcionarios que, sin embargo, se supone que tienen la misión servir y proteger la sociedad. Ese policía recibió la orden de hacer un control en la celda donde se encontraba encadenado Oury Jalloh. Según sus palabras, él tomó la llave de la bolsita que se encuentra siempre en el mismo lugar, pero no recuerda el lugar de la bolsita. Ni siquiera el procurador consiguió hacerle recordar en qué lugar se encontraba la bolsita de la llave. El testigo dijo que él entró con su colega a la celda N° 5 y después de verificar que el detenido estaba bien, le dijo que se calmara y que durmiera, y luego salió de la celda cerrando la puerta con la llave. A una pregunta del procurador, el testigo respondió que él no había visto nada de particular en la celda. El procurador le pide que reflexione bien y que trate de recordar porque según el protocolo del interrogatorio de hace dos años, ese mismo testigo dijo que había visto un charco de agua en la celda. Ante el tribunal, él afirma haber recordado que en realidad, él no había visto nada.
Interrogado por el juez respecto a un detector de humo, el testigo dice que había uno. Pero según el protocolo anterior, él había sostenido que no había detector de humo. Cuando le señalaron la evidencia de esa contradicción grotesca, el testigo explicó que en un primer momento él había olvidado, pero que después recordó que había un detector de humo.
Respecto a los extintores, el testigo no recordaba en qué lugar se encontraban. Con mucha dificultad terminó recordando que hay un extintor en el pasillo pero no pudo recordar si ya estaba ahí el día del incendio.
Resultó bastante curioso enterarnos de que en el manojo de llaves, el testigo no tenía la llave para abrir las esposas con que Oury estaba encadenado.
El procurador quiso saber cómo habría podido ayudar a la persona encadenada, por ejemplo en caso de asfixia, puesto que él no tenía la llave para liberarlo de los grillos y esposas.
Interrogado por el procurador respecto al charco de líquido en la celda, el testigo dijo que él no entró a la celda, que en realidad él no había visto a Oury Jalloh y que en consecuencia, él no podía haber visto el famoso charco de líquido. El procurador quiso saber entonces cómo era que había hecho para hablar con Oury Jalloh y también cómo había hecho para ver que el detenido balanceaba la cabeza y podía mover las manos a pesar de las esposas. Para una persona que no había entrado a la celda y que, realmente, no había visto al detenido, su versión era por lo menos, perturbadora.
Un abogado de la parte civil evocó el caso de la persona que, en el año 2002, falleció en la misma celda N° 5. El abogado del Señor Schubert se opuso a la evocación de ese caso anterior al 2005 alegando que él no comprendía la relación entre ese incidente del 2002 y el proceso. Su colega, el defensor del Señor März sostuvo que no había nada que ver entre esos dos casos y ambos afirmaron que todo cuanto había que decir respecto al caso de 2002, había sido dicho durante la encuesta. Una encuesta que, no olvidemos, fue rápidamente interrumpida y archivada.
Es útil saber que aunque el Señor Bichtermann era Alemán, pertenecía al grupo de personas vulnérables porque socialmente marginalizadas.
Sin embargo, la parte civil consiguió hacer valer la pertinencia de evocar el caso de ese hombre que después de haber sufrido una fractura craneana murió en la celda N° 5 sin que, aparentemente, eso hubiese planteado mayores problemas eticos o jurídicos a quienes habían tenido la responsabilidad de controlarlo. Para la parte civil, se trataba de saber cual es normalmente, la actitud asumida por la policía cuando deben vigilar a una persona que por su estado necesita ser controlada.
Como el procurador encontró pertinente la petición de la parte civil, el juez autorizó las preguntas estrictamente relacionadas con el comportamiento de los policías que habían controlado el estado del Señor Bichtermann en el año 2002.
El testigo contó su jornada de ese día de noviembre del año 2002. El había descendido con un colega para hacer un control a la persona que se encontraba en la celda N0 5. Cuando llegó a la celda, vió a un hombre acostado sobre la cama e intentó despertarlo, pero el hombre no estaba en condiciones aptas para ser liberado, parecía muy « borracho ». El testigo partió con su colega y más tarde regresó, pero el detenido que mientras tanto había cambiado de lugar seguía durmiendo.
El testigo no sabe si el acusado, Señor Schubert jefe del servicio, había descendido a la celda. Ese testigo había notado que el detenido dormía mucho, eso fue todo.
Un abogado de la parte civil le preguntó si cuando hizo el segundo control no había notado que el detenido presentaba una herida, pero el respondió que no había notado nada. Entonces el abogado leyó el protocolo de la declaración hecha en la epoca por ese mismo testigo ya que ahí hablaba de sangre en el rostro del detenido.
Esfuerzo inútil. El testigo no recuerda.
El abogado quiso saber si el testigo no estuvo sorprendido de constatar que después de haber dormido durante 15 horas el detenido siguiera durmiendo, pero el testigo dijo no recordar. El abogado le pidió que dijera de qué manera había descrito ante el jefe del servicio el estado de ese detenido que dormía de manera ininterrumpida. El testigo explicó que él había dicho que el detenido dormía mucho, eso es todo.
Algunas constataciones sorprendentes
El testimonio del Señor Scheib habrá sido interesante en varios aspectos.
En primer lugar, hubo la precisión del abogado defensor del Señor März, el policía acusado por no haber visto el encendedor que, según la hipótesis del ministerio público, Oury Jalloh habría escondido mientras que lo requisaban. EL abogado defensor sostuvo que su cliente no podía ser más responsable que el testigo Scheib ya que los dos policías
fueron los encargados de requisar a Oury Jalloh.
Uno de los abogados de la parte civil intervino para expresar su sorpresa e incomprensión por el hecho de que el policía Scheib no hubiese sido asociado al proceso.
El testigo contó que en la mañana del 07 de enero de 2005, una colega lo llamó por teléfono porque había un hombre violento que importunaba a dos Señoras. Entonces él partió con sus colegas para buscar a ese hombre violento, pero él no sabe muy bien lo que ocurrió. El hombre ya se había alejado de las dos mujeres cuando ellos llegaron y le pidieron sus papeles de identidad. El hombre no presentó sus papeles y no quería dejarse requisar. Tres policías tuvieron que intervenir para conducirlo hasta el vehículo de la policía, pero el tipo resistía con las manos y los pies. E incluso, dentro del vehículo siguió resistiendo. Cuando llegaron a la comisaría, lo condujeron al consultorio médico de la entidad y mientras esperaban la llegada del médico, el testigo con su colega März requisaron al detenido que además, estaba muy agitado.
Después del exámen medical, encadenado, Oury Jalloh fue conducido por los tres policías a la celda N° 5 en donde le colocaron los grillos suplementarios. El procurador quiso saber quien había considerado necesario encadenar a Oury Jalloh, pero el testigo respondió que él no podía decirlo. El procurador quería saber también si normalmente las cosas se pasan de esa manera pero el testigo dijo que él prefería no decir nada en lugar de inventar falsas respuestas. Interrogado por un abogado de la parte civil, el testigo admitió que cuando ellos llegaron al lugar en donde se encontraba Oury Jalloh, la situación era calmada.
Pero no intentaron saber qué había ocurrido porque para ellos, era evidente que ese hombre había importunado a las dos mujeres que habían llamado por teléfono a la policía.
Un abogado de la parte civil pidió al testigo que le explicara las razones por las cuales había sido necesario encadenarle también los pies además de las manos ; el testigo que respondió que era para evitar que Oury Jalloh se hiciera mal a si mismo. El abogado insistió preguntando si eran necesarios los grillos y el juez respondió con un « SI » bastante categórico. Sine embargo, el abogado continuando el interrogatorio preguntó al testigo que si ellos actuaban de la misma manera en todos los casos o si era solamente tratandose de ciertas personas. El testigo explicó que ese tratamiento estaba reservado a quienes se conducen como lo había hecho Oury Jalloh quien estaba agitado y gritaba todo el tiempo.
El inconveniente es que según el el protocolo de una declaración anterior, ese mismo testigo había dicho que las cosas se habían pasado calmadamente y no había señalado ninguna agitación en el comportamiento del detenido. El abogado leyó en el protocolo anterior lo que al respecto había dicho el testigo y le preguntó porqué había tanta diferencia con lo que estaba diciendo ante el tribunal…
A medida que avanzaban los interrogatorios y contra-interrogatorios en el tribunal, se podía constatar que en realidad, los policías no sabían o no querían decir por qué habían detenido a Oury Jalloh.
Lo que sigue
La primera parte del proceso se terminó, como previsto, el viernes 30 de marzo y la segunda parte tendrá lugar lod días 19 y 20 de abril próximo. Yo ignoro cuál será el resultado jurídico de ese proceso cuyo objetivo debe ser aclarar las circunstancias que condujeron a la muerte de Oury Jalloh, calcinado, cuando se encontraba encadenado en una celda de la comisaría de policía en Dessau. Yo no sé si al final conoceremos la verdad. Pero desde ya, la Delegación internacional que siguió el desarrollo del proceso, posee suficientes elementos para comprender que la muerte de Oury Jalloh es, en una gran parte, el resultado del no respeto de los Derechos Humanos fundamentales cuando se trata de los inmigrados y de todos aquellos cuya vida parece menos respetable porque menos preciosa que otras vidas humanas.
Ese proceso habrá tenido el mérito de permitir al tribunal y al gran público de descubrir o de verificar que algunos comportamientos contrarios al respeto de los Derechos Humanos se encuentran solidamente instalados en el seno de la policía. Esa constatación es aún más inquietante si se tiene en cuenta que no se trata de una exclusividad alemana. Actos de violencia racista cometidos por la policía son a menudo denunciados por las Asociaciones de defensa de los Derechos Humanos en Francia, en Italia, en Gran Bretaña, en los Estados-Unidos de América y en otros países. Los pueblos del mundo han conocido y sufrido el desprecio hacia todos aquellos cuya vida, por el mero hecho de sus orígenes, parece menos preciosa y, como consecuencia, menos respetable. Ese desprecio es un viejo componente de los métodos de esclavización y de destrucción aplicados por las antiguas potencias colonizadoras contra los pueblos que tuvieron la desgracia de caer bajo su dominación.
Ese desprecio, durante largo tiempo reforzado por la jerarquización racial construida al interior de la familia humana, permitió la banalización de los crímenes de genocidio cometidos por las potencias europeas contra los pueblos Indigenas, inicialmente en América y posteriormente en Africa, en Australia y en los países asiaticos, antes de que los nazis introdujeran aqui mismo en Europa esos métodos que tan buenos resultados habían dado en otras latitudes. Ese desprecio racista, viejo de varios siglos y bien generalizado en las sociedades occidentales alimentó a la ideología racista del estado national socialista alemán y, desgraciadamente, sobrevivió a su derrota militar.
Asi se explica que por todas partes en Europa, el desprecio hacia los inmigrados sea cada vez más compartido y los actos de violencia racista de muchos policías sean aceptados por una buena parte de la población.
Asi se explica también, la fría indiferencia de los magistrados del tribunal ante la presencia y el sufrimiento de la madre de Oury Jalloh durante el proceso.
Una proposición
En Alemania, como en otros países, hay personas profundamente convencidas de que toda ida humana merece respeto. Valga reconocer al equipo de abogados que representan a la familia de Oury Jalloh ante el tribunal, más allá de su competencia profesional, la muy elevada calidad humana de la cual han hecho gala hasta ahora. Es también la ocasión para expresar mi gratitud hacia el equipo de Alemanas y de Alemanes gracias a quienes pude seguir el desarrollo del proceso. Ellos no me conocían y yo tampoco los conocía. Y sin embargo, ellos tuvieron la buena voluntad de llevar a cabo para mi la traducción de todas las intervenciones, aportando asi una preciosa contribución a ese esfuerzo para que se haga JUSTICIA. A ellos mi gratitud por su solidaridad.
Se puede comprender lo dificil que resulta para los Europeos admitir que esos inmigrados tan rechazados aqui, originarios de países que han sido empobrecidos por las potencias europeas, simplemente han querido escapar de la miseria provocada por el saqueo de sus riquzas o huír de las dictaduras o de los gobiernos marionetas sostenidos por las democracias occidentales. Pese a la dificultad mencionada, he conocido Europeos y entre ellos varios Alemanes a quienes debo reconocer el mérito de haber comprendido que en una democracia, el pueblo es co-responsable de los crímenes que cometen o hacen cometer contra otros pueblos los gobiernos que ellos eligen. A esos Alemanes me dirijo para formular, como una proposición, el deseo expresado por la Señora Silvia Luwadio-Ngeyisadila miembro de la Delegación.
El viernes 30 de marzo, a la salida del tribunal, la Delegación hizo una conferencia de prensa en el transcurso de la cual, la Señora Luwadio-Ngeyisadila, cuyo hermano Dominique Koumadio fue matado por la policía en Dortmund el 14 de abril de 2006, manifestó su esperanza de que el gobierno favorezca encuentros entre la policía, la población y los inmigrados, para que se les enseñe y aprendan que matar inmigrados no es un comportamiento aceptable. Yo me dirijo a todas y a todos quienes quisieran participar en la creación de un espacio de reflexión en donde el conocimiento del otro y el acercamiento entre seres humanos podrían favorecer la reconciliación del hombre con el hombre. Y yo propongo que en ese espacio, la problemática creada por la presencia de inmigrados aqui en Europa, asi como las causas históricas, económicas y políticas de esa inmigración, se conviertan en un objeto central de nuestra reflexión
Ese esfuerzo de información y de sensibilización es fundamental e indispensable porque desafortunadamente, el honesto ciudadano Alemán, como el honesto ciudadano Británico, Francés, Norte-americano, Holandés u otro, ignora los crímenes y sufrimientos que sus gobiernos han causado y siguen causando a la población de los países de donde vienen
todos esos inmigrados indeseables. Por lo tanto, el honesto ciudadano no sabe en qué medida, incluso cuando su situación individual aqui en Europa no es supremamente privilegiada, él beneficia del desastre infligido a esos pueblos. Y sobre todo, el honesto ciudadano europeo ignora que si él no hace parte de aquellos que participan directamente en el saqueo de la economía y de la vida de esos pueblos, es porque hay otros que lo hacen en lugar suyo. Si logramos comprender y hacer comprender elementales y realmente esenciales, contribuiremos ciertamente a que un día no haya Oury Jalloh que mueran encadenados en una comisaría de policía, en medio de la indiferencia general, justo por haber cometido el delito de nacer del otro lado de la barrera.
Rosa Amelia Plumelle-Uribe
French:
Rapport de Rosa Amelia Plumelle-Uribe, membre de la Délégation Internationale invitée à se rendre au Palais de Justice de Dessau afin d'observer le déroulement du procès pour la mort d'Oury Jalloh.
Oury Jalloh était un Africain originaire de Sierra Leone réfugié en Allemagne où il avait fait une demande d'asile. Le 07 janvier 2005, très tôt le matin, il fut arrêté par la police dans la ville de Dessau, Allemagne, car il aurait importuné deux femmes. Il fut donc embarqué dans la voiture de la police et emmené au commissariat de Dessau où il fut placé en garde à vue dans une cellule située au sous-sol, étendu sur un matelas posé par terre, et menotté par les mains et les pieds à des crochets fixés au mur et dans le sol. Quelques heures plus tard, vers midi, un incendie a ravagé la cellule N° 5 où Oury Jalloh se trouvait enchaîné. Il y est mort, enchaîné, sans que les policiers puissent intervenir.
Les autorités, notamment le procureur, ont rapidement avancé et ensuite soutenu la thèse d'un suicide. Suivant cette hypothèse, Oury Jalloh, enchaîné par les mains et les pieds à des crochets fixés au mur et dans le sol, aurait eu tout de même la possibilité d'utiliser un briquet pour provoquer l'incendie. Cependant, quelques réfugiés dont Mouctar Bah, convaincus qu'il s'agissait d'un meurtre, se sont mobilisés pour éviter que l'enquête ne soit « classée sans suite » comme cela arrive dans les affaires où la victime est un immigré ou une personne plus ou moins marginalisée. Ils ont exigé qu'avant de conclure à la thèse du suicide, la vérité soit recherchée afin de connaître les circonstances ayant conduit à la mort d'Oury Jalloh.
Malgré la réticence de la police ainsi que des autorités judiciaires, l'enquête a avancé sous la pression de « L'Association pour la mémoire d'Oury Jalloh ». Cette Association a lancé une campagne pour la clarification de ce qui est devenu l'Affaire Oury Jalloh. Ainsi donc, au terme de deux ans de mobilisation et de médiatisation de l'affaire, deux policiers ont fait l'objet d'une procédure d'inculpation et le déroulement du procès a été programmé pour les 27, 28, 29, 30 mars 2007 et les 19 et 20 avril de la même année.
La campagne pour la clarification de la mort d'Oury Jalloh a invité une Délégation internationale à se rendre au palais de Justice de Dessau pour qu'elle suive, en qualité d'observatrice, le déroulement des débats et fasse état de ses propres impressions. Ladite Délégation, assistée par Monsieur Kay Wendel, était composée par Monsieur Silas Nkanunu, Madame Regina Kiwanuka, Monsieur Rolf Gössner, Monsieur Wolf-Dieter Narr, Madame Silvia Luwadio-Ngeyisadila, Monsieur Elliot Perkins et Madame Rosa Amelia Plumelle-Uribe.
Le procès
Le mardi 27 mars, à 9h du matin comme il était prévu, fut déclarée ouverte la première audience du procès concernant la mort d'Oury Jalloh. Sur le banc des accusés, Monsieur März, un des policiers qui avait fouillé Oury Jalloh. Il est poursuivi pour homicide par négligence pour ne pas avoir confisqué à la victime le briquet dont, suivant l'hypothèse du parquet, celle-ci enchaînée pieds et mains, se serait servie pour mettre le feu au matelas. L'autre accusé, Monsieur Schubert, responsable du service au commissariat au moment des faits, est poursuivi pour blessures corporelles ayant entraîné la mort. Le parquet de Dessau reproche à Monsieur Schubert d'avoir causé des blessures corporelles ayant entraîné la mort. Il lui impute la responsabilité de la mort d'Oury Jalloh pour avoir ignoré, et même débranché, la signal d'alarme déclenché par l'incendie.
Après la lecture d'une déclaration faite par l'avocat général, la partie civile a demandé l'autorisation de lire une courte déclaration. Le juge a exprimé son désaccord en affirmant que pour lui, il s'agissait d'un procès comme un autre. La partie civile a insisté en expliquant que l'enjeu public de ce procès était différent.
Finalement, elle eut gain de cause sur ce point et fut autorisée à lire ladite déclaration. Par la suite, l'avocat défenseur de Monsieur März fit lecture d'une déclaration écrite de son client. Un aspect particulièrement intéressant fut introduit par la partie civile lorsqu'elle a soulevé le cas d'un homme qui est mort, lui aussi, dans le même commissariat et dans la même cellule N° 5 où le détenu Oury Jalloh est mort brûlé vif. Il s'agit de Monsieur Bichtermann, arrêté par la police en novembre 2002, conduit au commissariat et placé en garde à vue dans la cellule N° 5 où il est décédé sans que les policiers chargés de le contrôler n'aient rien remarqué.
Le juge ne voulait pas que cette affaire soit évoquée parce qu'il ne voyait pas l'intérêt de revenir sur une enquête qui avait été « classée sans suite ». Mais, la partie civile a rappelé qu'en effet, ladite enquête fut classée un peu trop rapidement sans éclairer quel avait été le comportement des policiers à l'égard de cette personne qui, en 2002 est mort dans la cellule alors que Monsieur Schubert était déjà le responsable du service au commissariat.
La partie civile a réussi à faire valoir combien il serait utile de connaître quel fut à l'époque le comportement du policier responsable, afin de faire une évaluation correcte de son comportement dans l'affaire qui nous occupe. Le juge a donc admis que le cas de cet homme mort en 2002 dans la cellule N° 5 puisse être considéré dans le procès mais à condition de ne pas aborder le bien-fondé de l'enquête ou de son classement...
L'évocation de ce cas devait se limiter, strictement, à connaître le comportement qu'aurait eu le responsable du service. Quant à l'accusé M. März, il n'a pas voulu répondre aux questions posées par la partie civile et c'était son droit.
Monsieur Schubert
L'accusé Monsieur Schubert a lu lui-même une déclaration concernant chacun des faits relatifs à l'alarme incendie. En substance, il affirme qu'il a arrêté l'alarme parce qu'à plusieurs reprises, dans le passé, elle avait sonné sans qu'il y ait eu le feu. Interrogé par le juge sur ce qu'il avait fait entre la première et la deuxième sonnerie de l'alarme, l'accusé dit qu'après avoir arrêté l'alarme, il s'est mis à réfléchir aux égouts, à l'eau, aux tuyaux...
Interrogé par un avocat de la partie civile, l'accusé dit que c'était pour la sécurité d'Oury Jalloh, juste pour qu'il ne se fasse pas mal, qu'il avait été enchaîné pieds et mains fixés à des crochets au mur et dans le sol.
L'accusé étant responsable du service, l'avocat de la partie civile lui a demandé quel est le savoir précis qu'il faut posséder pour accéder à ce poste. Ensuite, il a voulu savoir si Monsieur Schubert était un bon policier connaissant bien les instructions qu'il faut suivre pour faire son travail. Le policier ne voulait pas répondre à cette question et le juge est intervenu pour dire que cette question n'était pas pertinente.
La partie civile a soutenu que bien au contraire, la question était pertinente et a insisté pour poser la question. Mais, le juge a maintenu son opposition et la partie civile a dû y renoncer...
Un avocat de la partie civile demanda à l'accusé comment il pouvait expliquer que sa collègue, qui partageait avec lui le même bureau, ait entendu, par l'interphone, les cris d'Oury Jalloh alors qu'il dit ne pas les avoir entendus. A cette question il n'y a pas eu une réponse ou explication et c'est dommage car il s'agit d'une question particulièrement importante. En revanche, il explique que la fixation des mains et des jambes a lieu lorsque la personne est agressive et peut se faire mal.
Un avocat de la partie civile a repris l'enregistrement d'un échange ayant eu lieu entre l'accusé et le médecin du service médical du commissariat. Le policier avait demandé au médecin : « Voulez-vous piquer un nègre ? » Le médecin a répondu : « Nom de Dieu ! Je ne trouve jamais les veines chez les nègres. » Le policier a ajouté : « Dans ce cas, ramenez donc une canule spéciale. » Et le médecin de répondre : « D'accord, j'arrive ». A la lecture de cet échange, une personne parmi les Noirs qui se trouvaient dans la salle a hurlé en criant que cela était du racisme. L'homme a été évacué de la salle pendant qu'il dénonçait un comportement raciste de la part du policier. L'avocat demanda alors à l'accusé si ce que venait de dire cette personne avant d'être conduit hors la salle était vrai, mais l'accusé a dit ne pas vouloir répondre. Questionné par la partie civile s'il y avait déjà eu un meurtre dans son service, le juge est intervenu pour dire que l'accusé n'avait pas fauté à l'époque.
Revenu sur le sujet de l'alarme incendie que l'accusé avait arrêtée parce que le bruit dérangeait une conversation qu'il avait au téléphone, son avocat défenseur est intervenu pour souligner que de toutes façons, il n'était pas clair qu'il s'agissait du feu ; à quoi la partie civile a répondu pour rappeler qu'il s'agissait d'une alarme incendie et a voulu savoir ce qui est conseillé de faire dans ces cas dans les manuels d'instruction. Le juge qui, décidément, était très compréhensif... à l'égard des policiers, est intervenu pour expliquer que si on se mettait à suivre toutes les instructions concernant le feu on n'en finirait jamais...
Monsieur Mamadou Bah
Dans l'après midi de la première journée du procès, fut interrogé un témoin originaire du pays d'Oury Jalloh. Ce témoin Monsieur Mamadou Bah fut interrogé dans la langue de son pays avec l'aide d'un traducteur. Le juge voulait savoir si Oury Jalloh était allé à l'école dans son pays avant de le quitter, mais Monsieur Bah ne le savait pas car il avait fait la connaissance d'Oury en Allemagne et en conséquence, ne savait pas ce que celui-ci avait fait dans son pays avant de le quitter. Le juge voulait absolument que le témoin connaisse tout sur le passé d'Oury Jalloh et comme le témoin, apparemment, ne savait pas grand-chose à son sujet, le juge lui demanda si cela ne lui semblait pas bizarre.
Ensuite, il voulait faire dire au témoin que, Oury Jalloh s'énervait dès qu'il buvait de la boisson alcoolisée, mais le témoin a dit que c'était plutôt le contraire, car après avoir bu Jalloh dormait beaucoup.
Cependant, le juge croyait savoir que Oury Jalloh devenait facilement violent et comme le témoin ignorait ce côté violent chez son ami, le juge a insisté sur le fait que selon le protocole d'un interrogatoire antérieur, Monsieur Bah aurait affirmé que Jalloh devenait violent. Le témoin a dit ne pas savoir pourquoi on lui avait attribué cette affirmation qu'il n'avait pas faite. L'avocat qui l'accompagnait a voulu savoir où et dans quelle langue le témoin avait été interrogé. Et en effet, Monsieur Bah avait été interrogé par la police, en allemand et sans se faire assister.
Vraisemblablement, il fallait que Oury Jalloh soit une personne très agitée, s'énerve rapidement et soit plutôt violent pour ainsi expliquer la nécessité de le placer en garde à vue, enchaîné des pieds et des mains.
Le juge voulait aussi savoir si Oury Jalloh était un homme heureux et bien dans sa peau... ou s'il était plutôt dépressif, mal dans sa peau et malheureux.
Monsieur Bah a dit que Jalloh ne lui avait jamais rien dit à ce sujet et le juge lui a posé des questions très serrées en demandant au témoin d'expliquer pourquoi jalloh buvait et si c'était pour échapper au mal du pays. Comme le témoin a dit qu'il ne savait pas, le juge a exigé qu'il réponde à la question de savoir pourquoi Jalloh buvait. L'avocat est intervenu mais le juge voulait absolument que le témoin sache pourquoi Jalloh buvait. Le témoin a finalement fait valoir sa méconnaissance en soulignant que lui personnellement ne buvait jamais et qu'il ne savait pas pourquoi les autres le faisaient. Questionné pour savoir si Oury Jalloh avait eu des difficultés avec la police, le témoin a répondu qu'eux tous ont des difficultés parce que dès qu'ils croisent un policier, ils se font contrôler.
Cet interrogatoire a certainement provoqué dans la salle une espèce d'embarras à cause de la manière peu courtoise, voire intimidatrice, adoptée par le Juge à l'encontre du témoin Mamadou Bah. On ne pouvait pas ne pas se demander ce que peut être la situation d'un immigré dans un commissariat de police, parlant un allemand approximatif, sans personne pour l'assister et interrogé par un ou deux policiers sûrement moins bien formés en matière de Droits Humains que Monsieur le Juge.Apparemment, il fallait que Oury Jalloh soit malheureux et dépressif pour expliquer sa décision de se suicider mettant le feu au matelas
alors qu'il était enchaîné.
Mesdames Karin R + Angelika B
Le témoignage des dames à l'origine de l'arrestation d'Oury Jalloh au motif qu'il les aurait importunées, ne me semble pas avoir apporté beaucoup de lumière si ce n'est d'apprendre qu'en réalité, il ne s'est pas passé grand-chose entre elles et lui.
Une des deux femmes qui avait appelé la police parce qu'il la dérangeait, affirme que Oury ne sentait pas l'alcool et qu'il était plutôt drogué. Elle ajoute que Oury Jalloh voulait un téléphone portable, mais qu'il en avait un. Sa collègue dit qu'elle n'avait pas compris dans quelle langue Oury Jalloh parlait, mais elle avait, malgré tout, compris qu'il voulait le téléphone portable...
Un bref échange a eu lieu entre le juge et un des avocats de la partie civile, qui a souligné le problème posé par le témoignage de cette dame qui changeait à chaque fois ses affirmations. Par exemple, selon un protocole antérieur, elle avait dit que Oury Jalloh n'avait pas fumé, mais au procès elle a dit qu'elle pensait que oui, qu'elle croyait qu'il avait fumé. Egalement, selon le protocole antérieur, elle avait dit que Oury Jalloh ne saignait pas, mais au procès elle a dit qu'il saignait. Mise devant la contradiction de ses propos avec ce qu'elle avait dit auparavant, elle a dit qu'en fait il ne saignait pas.
A vrai dire, on avait la sensation qu'il fallait absolument que Oury Jalloh ait fumé juste avant son arrestation pour expliquer l'existence du briquet que, selon le parquet, il aurait conservé malgré la fouille dont il avait fait l'objet.
D'autres témoignages
Le témoignage de Monsieur Bernd Meyer est pour le moins curieux. Ce policier avait fait un contrôle dans le service où était interné Oury Jalloh. Il était donc allé à la cellule N° 5 et lors d'un premier interrogatoire avait dit avoir vu une flaque d'eau dans la pièce. Au procès il a affirmé ne rien avoir vu et a dit ne pas savoir pourquoi il a parlé d'une flaque d'eau lors de son premier interrogatoire. Il a dit que Oury Jalloh voulait qu'on lui retire les chaînes et qu'il le lui avait demandé, mais qu'on lui avait dit non. Il a donc laissé Oury jalloh enchaîné dans la cellule et est allé voir le chef du service pour rendre la clef de la cellule. Il dit avoir mis la clef à sa place, dans une poche, mais il ne sait pas où se trouve la poche pour mettre la clef !!!
Il a raconté qu'une fois les pompiers appelés, ils ont attendu dans la cour du commissariat mais il ne se souvient pas si l'un ou l'autre parmi eux a parlé avec les pompiers lorsqu'ils sont arrivés. Il ne se souvient pas non plus de quoi il a parlé avec ses collègues pendant qu'ils attendaient l'arrivée des pompiers.
L'avocate de la partie civile lui a demandé s'il avait pensé à l'homme qui était attaché dans la cellule, mais le juge est intervenu pour s'opposer à l'avocate, car il ne voulait pas qu'elle demande au policier s'il n'avait pas pensé que cet homme, enchaîné dans la cellule, était peut-être vivant. Un vif échange eut lieu entre le juge qui ne voyait pas le pourquoi de cette question qu'il considérait d'ordre moral, et l'avocate qui l'a prié de ne pas discuter les questions qu'elle posait au témoin.
Un faisceau de contradictions
Le témoignage de Monsieur Jurgen Semler, présente des aspects pour le moins inquiétants concernant l'humanité, ou l'absence d'humanité chez des fonctionnaires qui sont néanmoins censés servir et protéger la société. Ce policier a reçu l'ordre d'aller faire un contrôle dans la cellule où se trouvait enchaîné Oury Jalloh. Il dit avoir pris la clef de la poche qui est toujours à la même place, mais il ne se souvient pas de la place de la poche. Même le procureur n'arriva pas à lui faire se souvenir où se trouvait la poche de la clef. Le témoin dit qu'avec son collègue ils étaient entrés dans la cellule N° 5 où, ayant vérifié que le détenu allait bien, il lui avait dit de se calmer et de dormir avant de ressortir en fermant la porte à clef. A une question du procureur, le témoin a répondu qu'il n'avait rien vu ni remarqué dans la cellule. Le procureur lui demanda de bien y réfléchir car dans le protocole d'il y a deux ans, ce même témoin avait dit avoir vu une flaque d'eau dans la cellule. Devant le tribunal, il a affirmé se rappeler qu'en fait, il n'avait rien vu.
Interrogé par le juge au sujet d'un détecteur de fumée, le témoin dit qu'il y en avait un. Or, dans le protocole antérieur il avait soutenu qu'il n'y en avait pas. Mis devant cette contradiction grossière, le témoin a expliqué que dans un premier moment il avait oublié, mais qu'entre temps il s'est rappelé qu'il y en avait un. Concernant les extincteurs, le témoin ne se souvient pas à quel endroit ils se trouvaient. Péniblement il se rappelle qu'il y a un extincteur dans le couloir mais il ne se souvient pas s'il y était déjà le jour de l'incendie.
Il est assez curieux d'apprendre que dans le trousseau à clef, le témoin n'avait pas la clef pour ouvrir les menottes. Le procureur a voulu savoir comment il aurait aidé la personne attachée, en cas d'étouffement par exemple, puisqu'il n'avait pas la clef pour la détacher.
Questionné par le procureur sur la flaque de liquide dans la cellule, le témoin dit qu'il n'est pas rentré dans la cellule, qu'il n'a pas vraiment vu Oury Jalloh et en conséquence, qu'il n'aurait pas pu voir la fameuse flaque. Le procureur a voulu savoir comment alors il avait parlé à Oury Jalloh et aussi comment est-ce qu'il avait vu que le détenu balançait la tête et pouvait bouger ses mains malgré les menottes. Pour une personne qui n'était pas rentrée dans la cellule et qui n'avait pas vraiment vu le détenu, sa version était pour le moins, troublante.
Un avocat de la partie civile ayant évoqué le cas de la personne qui, en 2002, est morte dans la même cellule N° 5, l'avocat de Monsieur Schubert s'est opposé à l'évocation de cette affaire antérieure à 2005, disant ne pas comprendre le rapport entre l'incident de 2002 et le procès. Son collègue, le défenseur de Monsieur März a affirmé qu'il n'y avait rien à voir entre ces deux cas, et ils ont soutenu que tout ce qu'il y avait à dire concernant le cas de 2002, avait déjà été dit lors de l'enquête.
Une enquête qui, souvenons-nous, avait été vite classée et archivée. Il faut savoir que Monsieur Bichtermann, tout en étant Allemand, appartenait au groupe de personnes vulnérables parce que socialement marginalisées.
La partie civile a néanmoins réussi à faire valoir la pertinence d'évoquer le cas de cet homme qui, ayant eu la boîte crânienne fracassée en est mort dans la cellule N° 5 sans que cela n'ait, apparemment, posé beaucoup de problèmes éthiques ou juridiques à ceux qui avaient eu la responsabilité de le contrôler. Il était question de savoir quelle est, normalement, la démarche suivie par la police lorsqu'ils ont affaire à une personne qui à cause de son état doit être contrôlée. Le procureur ayant trouvé pertinente la demande de la partie civile, le juge a autorisé les questions concernant strictement le comportement des policiers qui avaient contrôlé l'état de ladite personne en 2002.
Le témoin raconte donc sa journée de ce jour de novembre 2002. Il était descendu avec un collègue pour faire un contrôle de l'homme qui se trouvait dans la cellule N° 5. Arrivé dans la pièce, il avait vu un homme allongé sur le lit et avait essayé de le réveiller, mais l'homme n'était pas en état d'être relâché, il semblait très « bourré ». Le témoin est parti avec son collègue et plus tard il est revenu, mais le détenu qui entre temps avait changé de place dormait toujours. Le témoin ne sait pas si l'accusé, Monsieur Schubert chef du service, était descendu à la cellule. Le témoin avait remarqué que le détenu dormait beaucoup, c'est tout.
Un avocat de la partie civile demanda au témoin si au deuxième contrôle il avait remarqué une blessure chez le détenu, mais celui-ci a dit ne rien avoir remarqué. Alors, l'avocat a lu le protocole de la déclaration faite à l'époque de l'incident par ce même témoin, car il y était question du sang sur le visage du détenu.
Peine perdue. Le témoin ne s'en souvient pas. L'avocat voulait savoir si le témoin n'était pas étonné de constater qu'après d'avoir dormi pendant 15 heures le détenu ait continué à dormir, mais le témoin ne s'en souvient plus. L'avocat voulait savoir comment il avait décrit au chef du service l'état de ce détenu qui dormait de manière ininterrompue. Le témoin indique qu'il avait dit que le détenu dormait beaucoup, c'est tout.
Des constats assez surprenants
Le témoignage de Monsieur Scheib aura été intéressant à plusieurs égards.
Tout d'abord, il y a eu la précision de l'avocat défenseur de Monsieur März, le policier accusé pour ne pas avoir vu le briquet que, suivant l'hypothèse du parquet, Oury Jalloh aurait caché pendant la fouille. En effet, l'avocat défenseur a souligné que son client n'était pas plus responsable que le témoin Scheib puisque les deux policiers avaient été chargés de fouiller Oury Jalloh.Un des avocats de la partie civile est intervenu pour exprimer sa surprise et incompréhension de ce que le policier Scheib n'ait pas été associé au procès.
Le témoin raconte que le matin du 07 janvier 2005, une collègue lui a téléphoné parce qu'il y avait un homme violent qui importunait deux dames. Il est donc parti avec ses collègues chercher cet homme violent mais il ne sait plus très bien ce qui s'est passé. L'homme s'était déjà éloigné des deux femmes lorsque eux sont arrivés et lui ont demandé ses papiers. L'homme n'a pas présenté ses papiers et ne voulait pas se laisser fouiller. Ils ont dû s'y prendre à trois pour pouvoir l'emmener à la voiture mais le type résistait avec les mains et les pieds. Et même dans la voiture il continuait à résister. Arrivés au commissariat, ils l'ont emmené dans la pièce du médecin et en attendant l'arrivée de celui-ci, lui et le policier März ont fouillé le détenu qui était très agité.
Après l'examen médical, enchaîné, ils l'ont porté à trois dans la cellule N° 5 où ils lui ont mis les fers supplémentaires. Le procureur a voulu savoir qui avait considéré nécessaire d'enchaîner Oury Jalloh, mais le témoin a répondu qu'il ne pouvait pas le dire. Le procureur voulait savoir si cela se passait toujours comme ça, mais le témoin a dit qu'il préférait ne rien dire que d'inventer quelque chose.
Questionné par un avocat de la partie civile, le témoin a admis qu'au moment de leur arrivée à l'endroit où ils ont détenu Oury Jalloh, les choses étaient déjà calmes. Mais, ils n'ont pas cherché à savoir ce qui s'était passé car pour eux, il était évident que l'homme avait dérangé les deux femmes qui avaient téléphoné à la police.
Un avocat de la partie civile a demandé au témoin pourquoi il était nécessaire d'enchaîner aussi les pieds en plus des mains, et le témoin a répondu que c'était pour éviter que Jalloh ne se fasse mal. Et comme l'avocat insistait à demander s'il fallait des fers, le juge a répondu avec un « OUI » assez catégorique. L'avocat a néanmoins demandé au témoin si dans tous les cas il agissait de cette manière ou si c'était seulement avec certaines personnes. Le témoin a expliqué que ce traitement était réservé à ceux qui se conduisent comme l'avait fait Oury Jalloh qui était agité et criait tout le temps.
Or, selon le protocole d'une déclaration antérieure, ce témoin avait dit que les choses s'étaient passées calmement et il n'avait pas signalé d'agitation chez le détenu. L'avocat a lu le protocole antérieur et demandé au témoin pourquoi il y avait autant de différence avec ce qu'il venait de dire...
Au fil des interrogatoires et contre-interrogatoires devant le tribunal, on a constaté qu'en fait, les policiers ne savaient pas, ou ne voulaient pas dire, pourquoi ils avaient détenu Oury Jalloh.
La suite
La première partie du procès s'est terminée, comme prévu, le vendredi 30 mars et la deuxième partie aura lieu les 19 et 20 avril prochain. J'ignore quel sera le résultat juridique de ce procès visant à éclairer les circonstances ayant conduit à la mort d'Oury Jalloh, brûlé vif, alors qu'il se trouvait enchaîné dans une cellule du commissariat de police à Dessau. Je ne sais pas si à la fin nous connaîtrons la vérité.
Mais, d'ores et déjà la Délégation internationale qui a suivi le déroulement de ce procès, possède assez d'éléments pour comprendre que la mort d'Oury Jalloh est, largement, le résultat du non respect des Droits Humains fondamentaux envers les immigrés et envers tous ceux dont la vie paraît moins respectable parce que moins précieuse que d'autres vies humaines.
Ce procès aura eu le mérite de permettre au tribunal et au grand public de découvrir ou de vérifier que des comportements contraires au respect des Droits Humains sont solidement installés au sein de la police. Ce constat est d'autant plus inquiétant qu'il ne s'agit pas d'une exclusivité allemande, des actes de violence raciste commis par la police étant assez souvent dénoncés par les Associations de défense des Droits Humains en France, en Italie, en Grande-Bretagne, aux États-Unis d'Amérique et ailleurs. Les peuples du monde ont connu le mépris à l'endroit de tous ceux dont la vie, du seul fait de leur naissance, paraît moins précieuse et en conséquence moins respectable. Ce mépris est un vieux composant des méthodes d'asservissement et de destruction appliquées par les anciennes puissances colonisatrices aux peuples qui ont eu le malheur de tomber sous leur domination.
Ce mépris, longtemps renforcé par la hiérarchisation raciale dressée à l'intérieur de la famille humaine, a permis de banaliser les crimes de génocide commis par les puissances européennes contre les peuples Indigènes, d'abord en Amérique et postérieurement en Afrique, en Australie et dans les pays Asiatiques, avant que les nazis n'introduisent ces méthodes éprouvées de destruction ici même en Europe.
Ce mépris raciste, vieux de plusieurs siècles et très répandu dans les sociétés occidentales a nourri l'idéologie raciste de l'état national socialiste allemand et a, malheureusement, survécu à sa défaite militaire.
Ainsi s'explique que partout en Europe, de plus en plus, le mépris à l'endroit des immigrés soit assez largement partagé et que les violences racistes de la police envers eux soient acceptées par une bonne partie de la population. Ainsi s'explique aussi, la froide indifférence des magistrats du tribunal à la présence et à la souffrance de la mère d'Oury Jalloh pendant le procès.
Une proposition
En Allemagne, comme ailleurs, il y a des gens profondément convaincus que toute vie humaine mérite respect. C'est le lieu de reconnaître à l'équipe d'avocats qui représentent la famille d'Oury Jalloh auprès du tribunal, au-delà de leur compétence professionnelle, la très haute qualité humaine dont ils ont fait preuve jusque maintenant. C'est aussi le lieu d'exprimer ma reconnaissance à l'équipe d'Allemandes et d'Allemands grâce à qui j'ai pu suivre le déroulement du procès. Ils ne me connaissaient pas, et moi non plus je ne les connaissais pas. Mais ils ont bien voulu assurer pour moi la traduction des échanges, apportant ainsi leur contribution à cet effort pour que JUSTICE soit rendue. Qu'ils en soient remerciés.
On peut comprendre qu'il soit très pénible pour les Européens d'admettre que ces immigrés si rejetés ici, originaires de pays qui ont été appauvris par l'Europe, ont simplement voulu échapper à la misère provoquée par le saccage de leurs richesses ou fuir les dictatures et les gouvernements marionnettes soutenus par les démocraties occidentales. J'ai néanmoins rencontré nombre d'Européens, dont des Allemands, ayant compris que dans une démocratie, le peuple est comptable des crimes que les gouvernants élus par eux commettent ou font commettre contre d'autres peuples. C'est à ces Allemands que je m'adresse pour formuler, comme une proposition, le v½u exprimé par Madame Silvia Luwadio-Ngeyisadila membre de la Délégation.
Le vendredi 30 mars, à la sortie du tribunal, la Délégation a donné une conférence de presse à l'issue de laquelle, Madame Luwadio-Ngeyisadila, dont le jeune frère Dominique Koumadio a été tué par la police à Dortmund le 14 avril 2006, a souhaité que le gouvernement favorise des rencontres entre la police, la population et les immigrés, pour qu'ils apprennent que tuer des immigrés n'est pas un comportement acceptable. Je m'adresse à toutes celles et à tous ceux qui voudraient bien participer à la création d'un espace de réflexion où la connaissance de l'autre et le rapprochement d'êtres humains pourraient favoriser la réconciliation de l'homme avec l'homme. Et je propose que dans cet espace, la problématique créée par la présence d'immigrés ici en Europe, ainsi que les causes historiques,économiques et politiques de cette immigration, soient au centre de notre réflexion.
Cet effort d'information et de sensibilisation est fondamental et indispensable parce que malheureusement, l'honnête citoyen allemand, comme l'honnête citoyen britannique, français, nord-américain, hollandais ou autre, ignore les crimes et souffrances que leurs gouvernements ont infligées et continuent d'infliger à la population des pays d'où viennent tous ces immigrés indésirables. En conséquence, l'honnête citoyen ne sait pas à quel point, même lorsque sa situation individuelle ici en Europe n'est pas florissante, il bénéficie des désastres infligés à ces peuples. Et surtout, l'honnête citoyen européen ignore que s'il ne fait pas partie de ceux qui participent directement à l'étranglement de l'économie et de la vie de ces peuples, c'est bien parce qu'il y en a d'autres qui le font pour son compte. Si nous arrivons à comprendre et faire comprendre ces aspects élémentaires et combien essentiels, nous contribuerons certainement, à ce qu'un jour il n'y ait plus d'Oury Jalloh morts enchaînés dans un commissariat de police, au milieu de l'indifférence générale, juste pour avoir eu le tort d'être nés du mauvais côté de la barrière.
Rosa Amelia Plumelle-Uribe
Below are internet links to the reports from other delegtes and Observers:
https://thevoiceforum.org/node/484
Rosa Amelia Plumelle-Uribe, *France, Wolf-Dieter Narrs and *Rolf Gössner, Germany, *Regina Kiwanuka, Uganda/Gernay, *Elliot Perkins, UK, *Silas Nkanunu, South Africa
Bericht von Rosa Amelia Plumelle-Uribe,
Mitglied der internationalen Delegation zur Beobachtung des Prozesses zum Tode Oury Jallohs am Landgericht Dessau.
Oury Jalloh war ein Afrikaner, der aus Sierra Leone nach Deutschland flüchtete, um einen Antrag auf Asyl zu stellen. Am frühen Morgen des 7. Januar 2005 wurde er in Dessau, mit dem Vorwurf, zwei Frauen belästigt zu haben, von der Polizei verhaftet. Er wurde in ein Polizeiauto gesteckt und zum Polizeirevier Dessau gebracht. Er wurde dort zur Untersuchungshaft in eine Zelle im Untergeschoss gesperrt, wo er ausgestreckt auf einer Matratze am Boden lag und mit Handschellen an Händen und Füßen an Haken in der Wand und am Boden angekettet war. Nach einigen Stunden brach gegen Mittag in der Zelle Nr. 5, in der Oury Jalloh fixiert war, ein Feuer aus. Oury Jalloh starb dort gefesselt, ohne dass die Polizeibeamten einschreiten konnten.
Die Behörden, besonders der Staatsanwalt, brachten sehr schnell die These eines Selbstmordes hervor. Laut dieser Hypothese, die durch die Behörden im weiteren Verlauf bestärkt wurde, hatte Oury Jalloh, trotz der Fixierung seiner Hände und Füße an Haken in der Mauer, sowie am Boden, die Möglichkeit, ein Feuerzeug zu benutzen und den Brand selbstständig herbeizuführen. In der Überzeugung, dass es sich jedoch um einen Mord handele, engagierten sich einige Flüchtlinge, unter ihnen Mouctar Bah, gegen eine Einstellung der polizeilichen Untersuchung, wie es in Rechtsangelegenheiten normal ist, wenn es sich bei dem Opfer um einen Immigranten oder eine mehr oder weniger marginalisierte Person handelt. Sie erstritten, dass, bevor auf eine Selbstmordthese geschlossen wird, zunächst versucht wird, die wahren Umstände, die zum Tod von Oury Jalloh geführt haben, in Erfahrung gebracht werden.
Aufgrund des Drucks der „Initiative in Gedenken an Oury Jalloh“ schritt die Untersuchung des Todesfalles trotz zögerlichen Verhaltens der Polizei und Justizbehörde fort. Die Initiative sorgte mit ihrer Kampagne zur Aufklärung des „Falles Oury Jalloh“ dafür, dass er zu einem Fall vor Gericht wurde. Nach zweijähriger Mobilisierung und Öffentlichkeitsarbeit sind nun zwei Polizeibeamte angeklagt und der Prozess wurde auf die letzte Märzwoche und den 19. und 20. April dieses Jahres festgesetzt.
Eine internationale Delegation ist von der Kampagne zur Aufklärung des Todes von Oury Jalloh eingeladen worden, um den Prozess als Beobachtende zu verfolgen und sich einen eigenen Eindruck der Geschehnisse bilden zu können. Unterstützt von Kay Wendel wurde die Delegation mit folgenden Personen besetzt: Herrn Silas Nkanunu, Frau Regina Kiwanuka, Herrn Rolf Gössner, Herrn Wolf-Dieter Narr, Frau Silvia Luwadio-Ngeyisadila, Herrn Elliot Perkins und Frau Rosa Amelia Plumelle-Uribe.
Der Prozess
Wie geplant kam es am Dienstag den 27. März zur Eröffnung der ersten Anhörung im Prozess zum Tode von Oury Jallloh.
Auf der Anklagebank saß Herr März, einer der Polizisten, die Oury Jalloh durchsucht hatten. Ihm wird fahrlässige Tötung vorgeworfen, da er bei dem Opfer nicht das Feuerzeug sichergestellt hat. Mit diesem steckte er, laut der Hypothese der Staatsanwaltschaft, während seine Hände und Füße angekettet waren, seine Matratze in Brand. Als weiteren Angeklagten wird dem zur Tatzeit diensthabenden Dienstgruppenleiter Herrn Schubert Körperverletzung mit Todesfolge vorgeworfen. Ihm ist Verantwortlichkeit im Todesfall Oury Jalloh insofern zuzuschreiben, als dass er das durch den Brand ausgelöste Alarmsignal ignorierte und sogar ausschaltete.
Nach der Verlesung der Anklageschrift durch den Staatsanwalt, äußerten die Vertreter der Nebenklage den Wunsch, eine kurze Erklärung vorzutragen. Der Richter stand diesem ablehnend gegenüber, da es sich aus seiner Sicht um einen Prozess wie jeden anderen handele. Durch einen Verweis auf das besondere öffentliche Interesse an dem Prozess, drängte die Nebenklage auf ihren Wunsch.
Schließlich setzte sie sich an dieser Stelle durch und durfte die besagte Erklärung verlesen. Im Anschluss trug der Verteidiger von Herrn März eine schriftliche Erklärung seines Mandanten vor. Ein besonders interessanter Aspekt wurde von der Nebenklage hervorgebracht. Sie verwies auf den Fall eines Mannes, der in derselben Polizeiwache und in derselben Zelle, in der Oury Jalloh lebend verbrannte, starb. Hierbei handelt es sich um Herrn Bichtermann, der im November 2002 von der Polizei verhaftet, auf die Polizeistation gebracht und in der Zelle Nr. 5 in Gewahrsam genommen wurde. Dort verstarb er, ohne dass die kontrollierenden Polizeibeamten etwas bemerkt hatten.
Der Richter verwehrte sich gegen die Thematisierung dieses Falls, da er kein Interesse darin sah, eine eingestellte Untersuchung neu zu bearbeiten. Die Nebenklage verdeutlichte jedoch, dass die besagte Untersuchung etwas zu schnell eingestellt wurde, ohne das Verhalten der Polizeibeamten im Bezug auf die gestorbene Person näher zu beleuchten, zumal der zuständige Dienstgruppenleiter damals auch schon Herr Schubert war.
Der Nebenklage gelang es, den Nutzen einer Einschätzung des Verhaltens des damals verantwortlichen Polizisten für eine korrekte Beurteilung seines Verhaltens in dem laufenden Verfahren geltend zu machen.
Der Richter räumte ein, dass der Fall des im Jahre 2002 in der Zelle Nr. 5 gestorbenen Mannes berücksichtigt werden könnte. Dies jedoch nur unter der Bedingung, dass die Rechtmäßigkeit der Untersuchung und deren Ergebnis nicht in Frage gestellt wird. Das Vorbringen dieses Falles solle sich strikt darauf beschränken, etwas über das Verhalten des Dienstgruppenleiters zu erfahren. Was den Angeklagten Herrn März anbelangt, so wollte dieser sein Recht in Anspruch nehmen, nicht auf die Fragen der Nebenklage zu antworten.
Herr Schubert
Der Angeklagte Herr Schubert verlas persönlich eine Erklärung zu den Ereignissen bezüglich des Feueralarms. Im Grunde bekräftigte er, den Alarm ausgestellt zu haben, da es in der Vergangenheit zum wiederholten Male zu Fehlalarmen gekommen sei. Auf die vom Richter gestellte Frage, was er zwischen dem ersten und dem zweiten Anschlagen des Alarmsignals getan hatte, antwortete der Angeklagte an den Abwasserkanal, an Wasser, an Rohrleitungen etc. gedacht zu haben.
In der Befragung durch einen Anwalt der Nebenklage sagte der Angeklagte, dass Selbstschutz der Grund für die Fixierung der Beine und Hände von Oury Jalloh war – er sollte sich nichts antun.
In einer weiteren Frage des Anwalts der Nebenklage wurde der Angeklagte in seiner Funktion als Dienstgruppenleiter gefragt, über welche expliziten Kenntnisse man verfügen muss, um an diesen Posten zu gelangen. Darauf folgend wollte der Anwalt in Erfahrung bringen, ob sich Herr Schubert selbst als einen guten Polizisten, der über eine gute Kenntnis der Vorschriften zum Dienstablauf verfügt, sehe. Der Polizist wollte auf diese Frage nicht antworten und der intervenierende Richter stellte die Frage als nicht sachdienlich dar. Die Nebenklage unterstrich, dass ganz im Gegenteil die Frage aussagekräftig sei und insistierte auf ihr Interesse. Jedoch hielt der Richter seinen Einspruch aufrecht und die Nebenklage musste nachgeben...
Ein Anwalt der Nebenklage wollte von Schubert erfahren, wie er sich es erkläre, dass er keine Schreie von Oury Jalloh über die Gegensprechanlage vernommen habe, wo doch sein Kollegin, die in demselben Bürozimmer arbeitete, diese gehört habe. Auf diese Frage gab es keine Auskunft, was bedauernswert ist, denn es handelt sich hierbei um eine besonders wichtige Frage. Im Gegenzug erklärte er, dass eine Fixierung der Hände und Füße vorgenommen wird, wenn eine Person aggressiv ist und sich Schaden zufügen könnte.
Ein Anwalt der Nebenklage griff die Aufzeichnung des Gesprächs zwischen dem Angeklagten und einem für die Polizeiwache zuständigen Arzt auf. Der Polizist hatte den Arzt gefragt: „Pikste mal 'nen Schwarzafrikaner?“ Der Arzt antwortete: „Ach du Scheiße. Da finde ich immer keine Vene bei den Dunkelhäutigen.“ Der Polizist weiter: „Na, bring doch 'ne Spezialkanüle mit!" Und der Arzt erwiderte: „ In Ordnung, ich komme vorbei.“ Bei der Verlesung dieses Gesprächsprotokolls rief weinend eine Person unter den Schwarzen, die sich im Publikum befanden, dass es sich hierbei um Rassismus handele. Während der Mann aus dem Saal geführt wurde, prangerte er das rassistische Verhalten des Polizisten an. Ein Anwalt befragte daraufhin den Angeklagten, ob das, was die Person gerade gesagt habe, wahr wäre. Der Angeklagte wollte jedoch nicht antworten. Auf die Frage der Nebenklage, ob es schon einmal einen Mord während seiner Dienstzeit gab, schaltete sich der Richter ein und erklärte, dass Herr Schubert sich damals keinen Fehler geleistet habe.
Zurückkehrend auf das Thema des Feueralarms, welchen der Angeklagte ausgeschaltet hatte, um nicht beim Telefonieren von dessen Lärm gestört zu werden, intervenierte der Verteidiger des Herrn Schubert, um zu unterstreichen, dass es auf jeden Fall nicht klar war, ob es sich um ein Feuer gehandelt habe. Die Nebenklage wiederholte, dass es sich nichtsdestotrotz um einen Feueralarm handelte und fragte nach dem vorgeschriebenen Verhalten für einen solchen Fall. Der im Hinblick auf die Polizisten entschieden verständnisvolle Richter hakte ein und erklärte, dass, wenn man sich an alle Anweisungen für einen Brandfall halten würde, man zu nichts anderem mehr kommen würde.
Herr Mamadou Bah
Am Nachmittag des ersten Prozesstages wurde ein Zeuge, der aus demselben Land stammt wie Oury Jalloh, verhört. Dieser Zeuge, Mamadou Bah, wurde in der Sprache seines Landes mit Hilfe eines Übersetzers befragt. Der Richter wollte wissen, ob Oury Jalloh in seinem Land zur Schule gegangen sei, bevor er es verlassen habe. Mamadou Bah wusste dies nicht, da er Oury Jalloh erst in Deutschland kennen gelernt hatte und daher nicht wusste, was dieser früher in seinem Land getan hatte. Der Richter beharrte darauf, dass der Zeuge alles über die Vergangenheit von Oury Jalloh wissen müsse. Da der Zeuge offensichtlich zu diesem Thema nicht viel wusste, fragte ihn der Richter, ob ihm das selbst nicht komisch vorkäme.
Anschließend wollte er den Zeugen bestätigen lassen, dass Oury Jalloh nach dem Genuss von Alkohol zu Cholerik neigte. Der Zeuge sagte jedoch das Gegenteil, nämlich dass Oury Jalloh viel schlief, nachdem er getrunken hatte. Dennoch glaubte der Richter zu wissen, dass Oury Jalloh schnell gewalttätig wurde und bezog sich dabei auf das Protokoll eines früheren Verhöres, in dem Herr Bah dies ausgesagt hätte, obwohl er über die gewalttätige Seite seines Freudes jetzt nichts wüsste. Der Zeuge wusste nicht, weshalb man ihm diese Aussage zuschrieb, da er sie nicht gemacht habe. Der Anwalt, der ihn begleitete, wollte wissen, in welcher Sprache Herr Bah befragt worden sei. Tatsächlich war Herr Bah von der Polizei auf deutsch und ohne Unterstützung verhört worden.
Vermutlich musste Oury Jalloh als ein unruhiger Mensch, der sich schnell aufregte, gar gewalttätig wurde, dargestellt werden, um so die Notwendigkeit zu erklären, ihn an Händen und Füßen gefesselt in Polizeigewahrsam zu nehmen.
Der Richter wollte weiterhin wissen, ob Oury Jalloh ein glücklicher Mensch gewesen sei, der sich in seiner Haut wohl gefühlt habe oder ob er eher depressiv und unglücklich gewesen sei. Herr Bah antwortete, dass er solche Themen mit Oury Jalloh nicht diskutiert habe. Der Richter forderte daraufhin schroff vom Zeugen eine Erklärung, warum Jalloh getrunken habe, ob es gewesen sei, um dem Heimweh zu entflüchten. Der Zeuge entgegnete wiederum, er wisse dies nicht, der Richter bestand jedoch trotz des Einschreitens des Anwaltes auf eine Antwort. Der Zeuge schaffte es schließlich, seine Unkenntnis gelten zu lassen indem er nochmals betonte, dass er selbst niemals tränke auch nicht wisse, warum andere das täten. Danach befragt, ob Oury Jalloh Schwierigkeiten mit der Polizei gehabt habe, antwortete der Zeuge, dass sie alle Schwierigkeiten mit der Polizei hätten, da sie kontrolliert würden, sobald sie einem Polizeibeamten begegneten.
Das Verhör rief im Gerichtssaal eine Art Beklemmung hervor, ob des wenig taktvollen, eher einschüchternden Verhaltens des Richters gegenüber dem Zeugen Mamadou Bah. Unweigerlich stellte man sich einen Immigranten in Polizeigewahrsam vor, nur gebrochenes Deutsch sprechend und ohne jegliche Unterstützung, der von einem oder zwei Polizeibeamten befragt wird, die in Sachen Menschenrechte sicherlich noch weniger bewandert sind, als der Herr Richter.
Offensichtlich war es nötig, dass Oury Jalloh unglücklich und depressiv war, um seine Entscheidung, sich umzubringen, indem er die Matratze anzündete, während er dort gefesselt lag, zu erklären.
Frau Karin R. und Frau Angelika B.
Die Zeugenaussagen der Frauen, welche die Verhaftung Oury Jallohs aufgrund angeblicher Belästigung veranlassten, schienen mir nicht viel aufzuklären, außer dass sich zwischen ihnen und Oury Jalloh nichts außergewöhnliches zutrug.
Eine der beiden Frauen, die nach der Polizei riefen, weil sie sich durch Oury Jalloh gestört fühlten, sagte aus, er habe nicht nach Alkohol gerochen, sondern hätte eher unter Drogen gestanden. Sie fügte hinzu, er habe ein Handy gewollt, jedoch selbst eines gehabt. Ihre Kollegin sagte, sie habe nicht genau verstanden, in welcher Sprache Oury Jalloh gesprochen habe, aber sie habe trotzdem verstanden, dass er ein Handy gewollt habe...
In dem darauf folgenden kurzen Austausch zwischen dem Richter und einem der Anwälte der Nebenklage wies dieser darauf hin, dass die sich ständig verändernden Aussagen dieser Frau ein Problem darstellten. So hatte sie zum Beispiel laut Protokoll eines früheren Verhöres ausgesagt, Oury Jalloh habe nicht geraucht. Im Prozess sagte sie jedoch, sie denke, er habe geraucht. Im Protokoll des früheren Verhöres hatte sie gesagt, dass Oury Jalloh nicht geblutet habe. Im Prozess sagte sie, er habe geblutet. Mit diesem Widerspruch konfrontiert, betonte sie nochmals, er habe nicht geblutet.
Eigentlich drängte sich das Gefühl auf, dass Oury Jalloh unbedingt kurz vor seiner Verhaftung geraucht haben müsste, um die Existenz des Feuerzeuges zu erklären, das er trotz der Durchsuchung nach Ansicht der Staatsanwaltschaft bei sich trug.
Andere Zeugen
Die Zeugenaussage des Herrn Bernd Meyer ist eine der seltsamsten. Dieser Polizeibeamte kontrollierte den Bereich, in dem auch Oury Jalloh inhaftiert war. Er betrat also die Zelle Nr. 5 und sagte, laut eines ersten Verhöres, dort eine Wasserlache gesehen zu haben. Im Prozess sagte er aus, nichts gesehen zu haben und nicht zu wissen, weshalb er im ersten Verhör von einer Wasserlache gesprochen habe. Er sagte, Oury Jalloh habe von ihm verlangt, die Fesseln abzunehmen,was er jedoch verneint habe. Also verließ er die Zelle mit dem gefesselten Oury Jalloh und ging zum Dienstgruppenleiter, um dort den Schlüssel der Zelle abzugeben. Er gab an, den Schlüssel an seinen Platz gelegt zu haben, in eine Tasche, konnte aber nicht beschreiben, wo sich diese Tasche befindet!
Er berichtete, dass sie, nachdem sie die Feuerwehr gerufen hatten, diese im Hof der Wache erwarteten. Er konnte sich aber nicht daran erinnern, ob einer von ihnen nach ihrer Ankunft mit der Feuerwehr gesprochen hat. Er erinnerte sich auch nicht daran, worüber er mit seinen Kollegen gesprochen hat, während sie auf die Feuerwehr warteten.
Die Anwältin der Nebenklage fragte ihn, ob er an den Mann gedacht habe, der gefesselt in der Zelle lag, aber der Richter intervenierte bei dieser Frage. Ein lebhafter Austausch entspann sich zwischen dem Richter, der den Sinn dieser Frage nicht sah, die er als moralischen verstand und der Anwältin, die ihn bat, ihre Fragen an die Zeugen nicht zur Diskussion zu stellen.
Ein Bündel Widersprüche
Die Zeugenaussage von Herrn Jürgen Semmler hat Details zu Tage befördert, die mindestens besorgniserregend sind: das Fehlen von Menschlichkeit auf Seiten der Beamten, die dennoch beauftragt sind, der Gesellschaft zu dienen und sie zu schützen. Der besagte Polizist hat die Anweisung erhalten, eine Kontrolle in der Zelle durchzuführen, in der sich Oury Jalloh angekettet befand. Er hat gesagt, dass er den Schlüssel aus der Tasche genommen hat, die sich immer an der selben Stelle befindet, er sich aber trotzdem nicht daran erinnern kann, wo die Tasche mit dem Schlüssel lag. Selbst der Staatsanwalt hat es nicht vermocht, ihn dazu zu bringen, sich zu erinnern, wo sich die Tasche mit dem Schlüssel befand. Der Zeuge hat ausgesagt, dass er mit seinen Kollegen in die Zelle Nr.5 eingetreten ist, dort sich nach dem Wohlbefinden des Gefangenen informiert hat und ihm gesagt hat, bevor die Zelle wieder verließ und abschloss, dass er sich beruhigen und schlafen solle. Auf ein Frage des Staatsanwalts hin, antwortete der Zeuge, dass er weder was gesehen, noch Besonderes in der Zelle bemerkt habe. Der Staatsanwalt fordert von ihm, genau darüber nachzudenken, weil in einem Vernehmungsprotokoll von vor zwei Jahren der selbe Zeuge ausgesagt hat, eine Wasserlache in der Zelle gesehen zu haben. Vor dem Gericht behauptet er, sich zu erinnern, dass er eigentlich nichts gesehen habe.
Von dem Richter zu dem Thema des Feuerlöschers gefragt antwortet der Zeuge, dass es einen gab. Dagegen hat er laut dem Protokoll der vorherigen Vernehmung behauptet, dass es keinen gab.
Als er mit diesem deutliche Widerspruch konfrontiert wird erklärt der Zeuge, dass er es anfänglich vergessen hat, er sich aber zwischenzeitlich erinnert hat, dass es einen gab. Was die Feuerlöscher anbetrifft, kann der Zeuge sich nicht erinnern, an welchem Ort sie sich befanden. Mit Mühe erinnert er sich daran, dass es einen Feuerlöscher im Flur des Gewahrsamstraktes gibt, er aber nicht sagen kann, ob dieser am Tag des Brandes schon dort war.
Es ist sehr seltsam, zu erfahren, dass der Zeuge an seinem Schlüsselbund keinen Schlüssel hatte, um die Fesseln zu öffnen.
Der Staatsanwalt wollte wissen, wie er denn der gefesselten Person im Falle einer Erstickungsgefahr hätte helfen können, da er doch nicht den Schlüssel hatte, um die Fesseln zu entfernen.
Von dem Staatsanwalt nach der Lache in der Zelle befragt, sagte der Zeuge aus, dass er nicht in die Zelle eingetreten sei, dass er Oury Jalloh nicht wirklich gesehen habe und er folglich die berüchtigte Lache nicht hätte sehen können. Der Staatsanwalt wollte dann wissen, wie er denn zu Oury Jallo gesprochen habe und wie er sehen konnte, dass dieser seinen Kopf gegen die Wand gestoßen habe und trotz der Fesseln noch in der Lage war, sich zu bewegen. Für eine Person, die nicht in die Zelle eingetreten ist und die den Gefangenen nicht gesehen hat, ist seine Version der Geschehnisse zumindest beunruhigend.
Als ein Anwalt der Nebenklage den Fall des auch in der Zelle Nr.5 Gestorbenen aus dem Jahre 2002 anspricht, stellt sich der Anwalt von Herrn Schubert gegen diese Angelegenheit von vor 2005, mit dem Argument, dass er den Zusammenhang zwischen beiden Ereignissen nicht sieht. Sein Kollege, der Anwalt von Herrn März behauptet auch, dass diese beiden Fälle nichts miteinander zu tun haben und sie beide waren der Meinung, dass alles was zu dem Fall von 2002 zu sagen ist, gesagt wurde. Eine Ermittlung, die, erinnern wir uns, schnell eingestellt und zu den Akten gelegt wurde. Man muss wissen, dass Herr Bichtemann, obwohl er Deutscher war, zu der Gruppe verletzbarer Personen gehörte, weil er sozial marginalisiert war.
Die Nebenklage hat es dennoch geschafft, die Tragweite der Berücksichtigung dieses Falls anerkennen zu lassen. Der Mann war damals in der Zellen Nr.5 an einem Schädelbasisbruch gestorben, ohne dass das den für die Kontrolle zuständigen Beamten große juristische oder ethische Probleme bereitet hat. Es stellte sich die Frage, wir normalerweise die Polizisten vorgehen, wenn sie es mit einer Person zu tun haben, die aufgrund ihres Zustandes kontrolliert werden muss. Mit der Zustimmung des Staatsanwaltes, dass die Forderung nach Berücksichtigung des Falles von Relevanz ist, hat der Richter Fragen zu gelassen, die sich auf das Verhalten der Polizisten beschränken, welche die besagte Person kontrolliert haben.
Der Zeuge berichtete also von seinem Tagesablauf den betreffenden Tag im November 2002. Er ist zusammen mit einem Kollegen in den Keller gegangen, um eine Kontrolle des in der Zelle Nr.5 sich befindenden Mannes durchzuführen. In dem Raum angekommen, sah er einen auf der Matratze liegenden Mann. Er hat versucht, ihn aufzuwecken, aber der Mann befand sich nicht in einem Zustand, in dem er hätte frei gelassen werden können – er schien sehr betrunken zu sein. Der Zeuge ist mit seinem Kollegen wieder gegangen. Später ist er zurückgekehrt, aber der Gefangene, der zwischenzeitlich seine Position verändert hatte, schlief noch. Der Zeuge wusste nicht, ob der Angeklagte, der Dienstgruppenleiter Herr Schubert, auch in die Zelle gegangen ist. Der Zeuge hat jediglich bemerkt, dass der Gefangene viel geschlafen hat.
Ein Anwalt der Nebenklage hat den Zeugen gefragt, ob er bei der zweiten Kontrolle eine Verletzung bei dem Gefangenen bemerkt hat, woraufhin dieser sagte, dass er nichts festgestellt hat. Dann hat der Anwalt das Protokoll der damaligen Vernehmung des Zeugens vorgelesen, weil darin von Blut auf dem Gesicht des Gefangenen die Rede ist.
Vergebene Mühe. Der Zeuge erinnerte sich nicht.
Der Anwalt wollte anschließend wissen, ob der Zeuge nicht überrascht war, fest zu stellen, dass der Gefangene nach 15 Stunden Schlaf immer noch schlief, woran sich der Zeuge aber nicht erinnern konnte. Zudem wollte der Anwalt wissen, wie der Zeuge dem Dienstgruppenleiter den Zustand des ohne Ablass Schlafenden geschildert hat. Der Zeuge wies darauf hin, dass er nur gesagt habe, dass der Gefangene viel schläft.
Recht überraschende Protokolle
Die Aussage von Herrn Scheib sollte aus mehreren Gründen interessant gewesen sein.
Zuerst präzisierte der Anwalt der Verteidigung von Herrn März, der angeklagte Polizist habe das Feuerzeug nicht gesehen, dass Oury Jalloh, folgt man der Hypothese der Staatsanwaltschaft, während der Durchsuchung versteckt gehabt hätte.
Der Anwalt der Verteidigung betonte, dass sein Mandant nicht mehr verantwortlich sei als der Zeuge Scheib, da beide Polizisten beauftragt waren, Oury Jaloh zu durchsuchen.
Einer der Anwälte der Nebenklage griff ein, um seine Verwunderung und sein Unverständnis darüber zu äußern, dass der Polizist Scheib nicht an diesem Prozess beteiligt sei.
Der Zeuge erzählt, dass ihn am Morgen des 7. Januar 2005 eine Kollegin angerufen habe, weil ein gewalttätiger Mann zwei Frauen belästigt habe. Er ging also mit seinen Kollegen los, um diesen gewalttätigen Mann zu suchen, aber er weiß nicht mehr sehr genau, was passiert ist. Der Mann hatte sich bereits von den zwei Frauen entfernt, als sie angekommen seien und ihn nach seinen Papieren gefragt haben. Der Mann hat seine Papiere nicht vorgezeigt und wollte sich nicht durchsuchen lassen. Sie mussten zu dritt vorgehen, um ihn zum Auto bringen zu können, aber der „Kerl“ leistete mit Händen und Füßen Widerstand. Und selbst im Auto leistete er weiterhin Widerstand. In der Polizeidienststelle haben sie ihn in das Arztzimmer gebracht, und den sehr erregten Verhafteten durchsucht, während sie auf den Arzt warteten.
Nach der medizinischen Untersuchung haben sie ihn, weiterhin in Handschellen, zu dritt in die Zelle Nr. 5 getragen, wo sie ihm zusätzliche Fesseln anlegten. Der Staatsanwalt wollte wissen, wer es für nötig befunden hatte, Oury Jalloh anzuketten, aber der Zeuge antwortete, dass er dies nicht sagen könne. Zudem interessierte ihn, ob dies immer so vor sich geht, aber der Zeuge hat gesagt, er würde lieber nichts sagen, als etwas zu erfinden. Von einem Anwalt der Nebenklage befragt, gab der Zeuge zu, dass sich die Dinge zum Zeitpunkt ihrer Ankunft am Ort der Festnahme von Oury Jalloh bereits beruhigt hatten. Sie haben aber nicht versucht, herauszufinden, was passiert war, da es für sie offensichtlich war, dass der Mann die zwei Frauen gestört habe, welche die Polizei angerufen hatten.
Ein Anwalt der Nebenklage hat den Zeugen gefragt, warum es nötig war, neben den Händen auch die Füße zu fesseln und der Zeuge hat geantwortet, dass verhindert werden sollte, dass Jalloh sich weh tue. Und als der Anwalt weiterhin nachfragte, ob dazu Handschellen nötig seien, hat der Richter mit einem recht kategorischen „Ja“ geantwortet. Der Anwalt hat dennoch den Zeugen gefragt, ob er in allen Fällen auf diese Weise vorgehe oder ob dies nur mit bestimmten Personen der Fall sei. Der Zeuge hat erklärt, dass diese Behandlung nur auf die zuträfe, die sich so verhalten wie es Oury Jalloh getan habe, der sehr erregt war und die ganze Zeit schrie. Im Protokoll einer früheren Aussage hatte dieser Zeuge jedoch gesagt, dass sich die Dinge ruhig abgespielt hätten und er keine Aufregung beim Verhafteten festgestellt hatte. Der Anwalt verlas das vorherige Protokoll und fragte den Zeugen, warum es so viele Unterschiede zu dem gebe, was er gerade gesagt habe...
Im Laufe der Vernehmung und Gegenvernehmung vor Gericht konnte man feststellen dass die Polizisten in der Tat nicht wussten, oder nicht sagen wollten, warum sie Oury Jalloh verhaftet hatten.
Fortsetzung
Der erste Teil des Prozesses ging wie vorgesehen am Freitag den 30. März zu Ende, der zweite Teil wird am 19. und 20. April stattfinden. Ich kann nicht vorhersagen,was das juristische Ergebnis dieses Prozesses sein wird, der darauf abzielt, die Umstände zu erhellen, die zum Tod von Oury Jalloh führten, der lebend verbrannte während er in einer Zelle der Polizeidienststelle in Dessau angekettet war. Ich weiß nicht, ob wir am Ende die Wahrheit wissen werden. Aber bereits jetzt besitzt die internationale Delegation, die den Verlauf dieses Prozesses verfolgt hat, genügend Informationen, um zu verstehen, dass der Tod von Oury Jalloy zu großen Teil das Ergebnis der Missachtung fundamentaler Menschenrechte von Immigranten und all derer ist, deren Leben als weniger achtenswert – da weniger wertvoll -, als das menschliche Leben anderer erscheint.
Dieser Prozess wird den Verdienst haben, das Gericht und einer große Öffentlichkeit in die Lage zu versetzen, zu entdecken oder zu überprüfen, dass der Achtung der Menschenrechte entgegenstehende Verhaltensweisen fest in der Polizei verankert sind. Dieser Befund ist umso beunruhigender, als es sich nicht um eine deutsche Ausnahme handelt, da Handlungen rassistischer Gewalt, die durch die Polizei verübt werden, recht häufig durch Menschenrechtsorganisationen in Frankreich, Italien, Großbritannien, den Vereinigten Staaten von Amerika und anderswo angeprangert werden. Die ganze Welt kennt die Missachtung gegenüber all denjenigen, deren Leben allein aufgrund ihrer Geburt als weniger wertvoll und folglich als weniger achtenswert erscheint. Diese Missachtung ist ein alter Bestandteil der Methoden der Knechtung und Zerstörung, die durch die alten Kolonialmächte den Menschen angetan wurden, die das Pech hatten, unter ihre Herrschaft zu fallen.
Diese Missachtung, die seit langem durch die rassistische Hierarchisierung innerhalb der menschlichen Familie verstärkt wird, hat es ermöglicht, die Völkermordverbrechen der europäischen Mächte an indigenen Völkern zu banalisieren, zunächst in Amerika und später in Afrika, in Australien und in den asiatischen Ländern, bevor die Nazis diese bewährten Methoden der Zerstörung selbst hier in Europa einführten. Diese mehrere Jahrhunderte alte und in den westlichen Gesellschaften weit verbreitete rassistische Missachtung hat die rassistische Ideologie des nationalsozialistischen deutschen Staates genährt, und – leider – seine militärische Niederlage überlebt. So erklärt sich, dass überall in Europa die Missachtung von Einwanderern immer häufiger Verbreitung findet und dass rassistische Gewalt der Polizei ihnen [den MigrantInnen] gegenüber durch einen Großteil der Bevölkerung akzeptiert wird. So erklärt sich auch die kalte Indifferenz des vorsitzenden Richters gegenüber der Anwesenheit und dem Leiden der Mutter von Oury Jalloh während des Prozesses.
Ein Vorschlag
In Deutschland wie auch anderswo gibt es Menschen, die fest davon überzeugt sind, dass das menschliche Leben Achtung verdient. An dieser Stelle soll die sehr hohe menschliche Qualität des Anwaltsteams anerkannt werden, das die Familie von Oury Jalloh vor Gericht vertritt. Eine Qualität, die sie unabänderlich über ihrer beruflichen Kompetenz hinaus bewiesen haben. Ebenso möchte ich dem deutschen Team, dank dem ich den Verlauf des Prozesses verfolgen konnte, meine Dankbarkeit ausdrücken. Sie kannten mich nicht und ich kannte sie nicht. Aber sie haben dennoch gerne für mich die Übersetzung der Verhandlungen sichergestellt und haben so ihren Beitrag geleistet, damit GERECHTIGKEIT geschieht. Es sei ihnen dafür gedankt.
Man kann verstehen, dass es für Europäer/Europäerinnen schwierig ist, anzuerkennen, dass die hier so zurückgewiesenen MigrantenInnen, die aus den durch Europa verarmten Ländern kommen, lediglich der Armut entkommen wollten, die durch die Plünderung ihrer Reichtümer hervorgerufen wurde. Oder dass sie vor den Diktaturen und Marionettenregierungen flüchten, die von den westlichen Demokratien unterstützt werden. Ich habe dennoch unzählige Europäer/Europäerinnen - darunter Deutsche - getroffen, die begriffen haben, dass in einer Demokratie das Volk für die Verbrechen verantwortlich ist, welche die von ihm gewählten Regierenden begehen oder gegen andere Völker begehen lassen. Es sind diese Deutsche an die ich mich wende, um den Vorschlag zu machen, der als Wunsch von Frau Silvia Luwadio-Ngeyisadila als Mitglied der Delegation geäußert wurde.
Am Freitag den 30. März gab die Delegation am Ausgang des Gerichts eine Pressekonferenz, an deren Ende Frau Luwadio-Ngeyisadila, deren junger Bruder Dominique Koumadio von der Polizei in Dortmund am 14. April 2006 getötet wurde, sich gewünscht hat, dass die Regierung Begegnungen zwischen der Polizei und der eingewanderten Bevölkerung fördert, damit sie verstehen, dass MigrantenInnen zu töten keine akzeptable Verhaltensweise ist. Ich wende mich an alle, die gerne am Aufbau eines Ort der Verständigung mit dem Anderen und der Annäherung zwischen Menschen teilnehmen wollen. Und ich schlage vor, dass in diesem Ort die Problematik, die durch die Anwesenheit von MigrantenInne hier in Europa, genauso wie die historischen, wirtschaftlichen und politischen Ursachen dieser Einwanderung, im Zentrum unserer Überlegungen stehen.
Dieses Bemühen um Wissen und Sensibilisierung ist grundlegend und unentbehrlich, weil leider der einfache deutsche Bürger, wie der einfache britische, französische, nordamerikanische, holländische oder andere Bürger, nicht die Verbrechen und das Leiden kennt, die ihre Regierungen der Bevölkerung der Länder angetan haben und weiterhin antun, aus denen all diese unerwünschten MigrantenInnen kommen. Folglich weiß der einfache Bürger nicht, bis zu welchem Punkt er selbst – auch wenn seine individuelle Lage hier in Europa nicht blumig ist – von den Katastrophen profitiert, die diesen Menschen angetan werden. Und vor allem weiß der ehrliche Bürger nicht, dass selbst wenn er nicht zu denen gehört, die sich direkt an der Strangulierung der Wirtschaft und des Lebens dieser Menschen beteiligt, es andere gibt, die dies zu seinem Nutzen tun. Wenn es uns gelingt, diese grundlegenden und wesentlichen Aspekte zu verstehen und verständlich zu machen, tragen wir sicherlich dazu bei, dass es eines Tages nicht mehr dazu kommt, dass Oury Jalloh in einer Polizeidienststelle angekettet stirbt, inmitten allgemeiner Gleichgültigkeit, einfach nur deshalb, weil er das Pech hatte, auf der anderen Seite des Grabens geboren zu sein.
Rosa Amelia Plumelle-Uribe
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First preliminary report by Silas Nkanunu, Port Elizabeth, South Africa Member of the International Delegation of the Oury Jalloh Initiative.
Deutsch: https://thevoiceforum.org/node/478
*Zitate aus den Berichten der Internationalen Delegation von ProzessbeobachterInnen zur Auftaktrunde des Oury-Jalloh-Prozesses*
https://thevoiceforum.org/node/477
Come to Observe the Court Process in Dessau!
Kommt zum Prozess!
Mahnwache // Vigil
08.00h – 20.00h
Termine Prozess
Di 8.5.07 - Mi 9.5.07
9Uhr - Landgericht Dessau, Willy-Lohmann-Str. 29
Dessau
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BREAK THE SILENCE
INITIATIVE IN GEDENKEN AN OURY JALLOH
The delegates Observation Reports on the Process – Oury Jalloh Trial in Dessau.
http://initiativeouryjalloh.wordpress.com
Deutsch: Video und photo
Umbruch-bildarchiv vom ersten Prozeßtag 27.- 30.3.2007
http://www.umbruch-bildarchiv.de/bildarchiv/ereignis/270307oury_jalloh_prozess.html
MONITOR Nr. 561 - Tod in der Polizei-Zelle - Warum starb Oury Jalloh?
*Hinweiss auf den Monitor Beitrag über den Fall Oury Jalloh*
http://www.wdr.de/tv/monitor/beitrag.phtml?bid=875&sid=162
http://www.wdr.de/tv/monitor/real.phtml?bid=875&sid=162
English: Radio repot - Death in Cell #5 - Mumia Abu Jamal on Oury Jalloh (mp3)
http://stop-institutional-racism.blogspot.com
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2^. Oury Jalloh Process - Rapport de Rosa Amelia Plumelle-Uribe
https://thevoiceforum.org/node/488
1° . Bericht von Rosa Amelia Plumelle-Uribe zur Beobachtung des Prozesses zum Tode Oury Jallohs am Landgericht Dessau.
https://thevoiceforum.org/node/484 French: Rapport de Rosa Amelia Plumelle-Uribe, membre de la Délégation Internationale
http https://thevoiceforum.org/node/464
English: Regina Kiwanuka* Member of the International Delegation of the Oury Jalloh
Initiative.
https://thevoiceforum.org/node/469
Deutsch: Regina Kiwanuka - Beobachtungen und Kommentare: Oury-Jalloh-Prozess
https://thevoiceforum.org/node/474
First preliminary report by Silas Nkanunu, Port Elizabeth, South Africa
https://thevoiceforum.org/node/478
English: Elliot Perkins Report on the Oury Jalloh Trial; Member of the International Observer Delegation
https://thevoiceforum.org/node/473
Deutsch: Oury Jalloh: Zusammenfassung der ersten vier Prozesstage
https://thevoiceforum.org/node/461
English: First Preliminary Report of Rolf Gössner on Organized Irresponsability - Oury-Jalloh-Prozess
https://thevoiceforum.org/node/475
Deutsch: Hier Wolf-Dieter Narrs Bericht; Splitter, Augenblicke und einige Reflexionen meiner Prozessbeobachtung - Oury-Jalloh-Prozess
https://thevoiceforum.org/node/476
Dt;En;Fr;) Gedenken an Dominique - Erschossen durch die Polizei in Dortmund // Kongolese shot and Killed by Police in Dortmund
https://thevoiceforum.org/node/459